Abarth 595C 1.4 16v T-JET 145 CV Cambio Secuencial Robotizado (2016-2018)

2016
Gasolina
FWD
Automático 5v
Abarth 595 - Vista 1
Abarth 595 - Vista 2
Abarth 595 - Vista 3

Especificaciones y análisis del Abarth 595

Potencia

145CV

Par

206Nm

Consumo

5.8l/100

Emisiones

134g/km

0-100 km/h

8s

Vel. Máx.

210km/h

Peso

1160kg

Precio

23,700

Resumen técnico

Combustible

Gasolina

Transmisión

Automático 5v

Tracción

FWD

Plazas

4 / 2 puertas

Maletero

185 L

Depósito

35 L

Potencia

107 kW

Estado

Actual

Especificaciones técnicas

Motor

Potencia máxima145 CV / 107 kW
Par máximo206 Nm
Tipo de combustibleGasolina
TransmisiónAutomático 5v

Capacidades

Depósito35 L
Maletero185 L

Análisis detallado del Abarth 595C 1.4 16v T-JET 145 CV Cambio Secuencial Robotizado (2016-2018)

Descripción general

El Abarth 595C no es simplemente un coche, es una declaración de intenciones. Es la encarnación del espíritu rebelde italiano, un pequeño escorpión con un veneno adictivo que te inyecta pasión por la conducción en cada kilómetro. Heredero de una estirpe de competición, este descapotable compacto transforma cada trayecto en un evento, una celebración del sonido, la velocidad y la libertad de sentir el viento mientras el mundo se desenfoca a tu alrededor.

Experiencia de conducción

Ponerse al volante del 595C es despertar los sentidos de golpe. El rugido ronco del motor 1.4 T-JET al arrancar es una promesa de emociones que se cumple con creces al primer pisotón. El empuje del turbo te pega al asiento, mientras el silbido de la sobrealimentación se convierte en la banda sonora de tu sonrisa. Su chasis es directo, comunicativo y nervioso; te hace sentir cada centímetro de asfalto. La caja de cambios secuencial robotizada, con su carácter mecánico y algo brusco, te recuerda que no estás en un utilitario cualquiera, sino en una máquina de carreras para la calle. Conducirlo descapotado es una experiencia visceral, una conexión pura con la carretera y el sonido embriagador de su escape.

Diseño y estética

Su diseño es inconfundible y descaradamente deportivo. Partiendo de la icónica silueta del Fiat 500, Abarth lo ha transformado en una bestia musculosa con paragolpes agresivos, faldones prominentes y un difusor trasero que no deja lugar a dudas sobre sus intenciones. Los logotipos del escorpión repartidos por la carrocería son el sello de su linaje. La capota de lona de la versión 'C' añade un toque de elegancia y diversión, permitiendo disfrutar del cielo abierto con solo pulsar un botón, sin perder la rigidez estructural de los arcos laterales. Es un coche que irradia carisma y atrae todas las miradas, una pequeña obra de arte italiana con un corazón salvaje.

Tecnología y características

La tecnología en el Abarth 595C está al servicio de la emoción, no de la comodidad. El sistema TTC (Torque Transfer Control) actúa como un diferencial autoblocante electrónico, garantizando una tracción óptima a la salida de las curvas para exprimir todo el potencial del motor. El cuadro de instrumentos digital con modo Sport cambia su apariencia para mostrar información vital como la presión del turbo. Aunque cuenta con un sistema de infoentretenimiento Uconnect para la conectividad diaria, la verdadera proeza tecnológica reside en su mecánica: un motor turboalimentado lleno de carácter, unos frenos sobredimensionados y una suspensión puesta a punto para devorar curvas.

Competencia

En el exclusivo nicho de los pequeños deportivos descapotables, su rival más directo es el MINI Cooper S Cabrio, que ofrece una experiencia similar de conducción ágil y a cielo abierto, pero con un enfoque quizás más refinado y menos visceral. Si obviamos el techo de lona, se enfrenta a bestias del asfalto como el Ford Fiesta ST, un referente por la excelencia de su chasis y su comportamiento dinámico. Sin embargo, el Abarth 595C juega en su propia liga, la de la pasión pura, el sonido y un carácter italiano inigualable que lo convierte en una opción única para quien busca sensaciones por encima de todo.

Conclusión

El Abarth 595C es una compra puramente emocional, un capricho maravilloso que desafía toda lógica. Es pequeño, su suspensión es firme y su maletero es simbólico. Pero todo eso se olvida en el instante en que el motor cobra vida y te regala una sinfonía de petardeos. Es un generador de sonrisas, un antídoto contra el aburrimiento y la monotonía del tráfico diario. Conducirlo es una experiencia intensa y adictiva, un recordatorio constante de por qué nos apasionan los coches. Es, en esencia, un pequeño frasco que contiene la más pura esencia de la deportividad italiana.