Aston Martin Vantage Roadster Sportshift · 426 CV (2009-2010)

2005
Gasolina
RWD
Automático 6v
Aston Martin Vantage - Vista 1
Aston Martin Vantage - Vista 2
Aston Martin Vantage - Vista 3
Aston Martin Vantage - Vista 4

Especificaciones y análisis del Aston Martin Vantage

Potencia

426CV

Par

470Nm

Consumo

13.2l/100

Emisiones

312g/km

0-100 km/h

4.9s

Vel. Máx.

288km/h

Peso

1785kg

Precio

151,505

Resumen técnico

Combustible

Gasolina

Transmisión

Automático 6v

Tracción

RWD

Plazas

2 / 2 puertas

Maletero

144 L

Depósito

80 L

Potencia

313 kW

Estado

Actual

Especificaciones técnicas

Motor

Potencia máxima426 CV / 313 kW
Par máximo470 Nm
Tipo de combustibleGasolina
TransmisiónAutomático 6v

Capacidades

Depósito80 L
Maletero144 L

Análisis detallado del Aston Martin Vantage Roadster Sportshift · 426 CV (2009-2010)

Descripción general

El Aston Martin Vantage Roadster Sportshift es la encarnación del deportivo británico clásico, una sinfonía de potencia y belleza a cielo abierto. Lanzado como una evolución del modelo de 2005, esta versión eleva la experiencia con un corazón más grande y salvaje: un V8 de 4.7 litros que promete emociones puras. No es solo un coche, es una declaración de intenciones, un objeto de deseo que combina la elegancia atemporal de Aston Martin con la libertad visceral de un descapotable.

Experiencia de conducción

Conducir este Vantage es una experiencia que ataca directamente a los sentidos. Al pulsar el botón de arranque, el V8 de 426 caballos despierta con un rugido profundo y adictivo que se convierte en un aullido glorioso al acercarse a las 7300 rpm. La aceleración es contundente, pegándote al asiento mientras el paisaje se desdibuja. La caja Sportshift, con su carácter mecánico y directo, te hace partícipe de cada cambio, exigiendo tu atención y recompensándote con una conexión pura con la máquina. A cielo abierto, el sonido del escape, el viento y la respuesta inmediata del chasis de propulsión trasera crean un cóctel de sensaciones inolvidable, una danza de potencia y control que define la conducción en su estado más puro.

Diseño y estética

Su diseño es una obra de arte en movimiento, una silueta que resiste el paso del tiempo con una gracia felina. Las proporciones son perfectas: un capó largo que esconde la bestia, una cabina retrasada y una zaga corta y musculosa. Cada línea fluye con una tensión elegante, desde la icónica parrilla frontal hasta los anchos hombros traseros que albergan las ruedas de 19 pulgadas. Por dentro, el habitáculo te envuelve en un ambiente de lujo artesanal, con cuero cosido a mano y detalles de aluminio pulido que deleitan tanto la vista como el tacto. Es un espacio íntimo y enfocado, diseñado para el puro placer de conducir.

Tecnología y características

Bajo su piel clásica se esconde una ingeniería sofisticada para su época. El chasis de aluminio pegado y remachado proporciona una rigidez excepcional, fundamental en un roadster. El motor V8, también de aluminio, es una joya de la ingeniería atmosférica. La tecnología clave es la transmisión Sportshift, una caja de cambios manual automatizada de 6 velocidades que ofrece cambios rápidos y una experiencia más visceral que un automático convencional. Las suspensiones de paralelogramo deformable en ambos ejes y los potentes frenos ventilados aseguran un comportamiento dinámico a la altura de su linaje.

Competencia

En su momento, el Vantage Roadster se enfrentó a leyendas consolidadas. Su rival más directo era el Porsche 911 Carrera S Cabriolet, un prodigio de eficacia y precisión alemana. También competía con el Audi R8 Spyder V8, que ofrecía el exotismo y el equilibrio de un motor central. Otro contendiente, en un escalón superior de precio pero similar en concepto, era el Ferrari California, que aportaba el glamour y el rendimiento inconfundibles de Maranello. Frente a ellos, el Aston Martin ofrecía un alma diferente: la del gran turismo británico, más centrado en la emoción, el sonido y la belleza escultural.

Conclusión

El Aston Martin Vantage Roadster Sportshift es mucho más que la suma de sus partes. No es el más rápido ni el más tecnológicamente avanzado de su generación, pero posiblemente sea uno de los más bellos y emocionantes. Es un coche que se compra con el corazón, una máquina que te recompensa con una banda sonora inolvidable y una experiencia de conducción analógica y gratificante. Sus pequeñas imperfecciones, como un maletero testimonial o una caja de cambios con carácter, solo añaden a su encanto. Es un futuro clásico, una joya del automovilismo que celebra la belleza, la potencia y la libertad.