Especificaciones y análisis del BMW X5
Potencia
286CV
Par
580Nm
Consumo
8.2l/100
Emisiones
216g/km
0-100 km/h
7s
Vel. Máx.
235km/h
Peso
2185kg
Precio
60,600€
Resumen técnico
Gasóleo
Automático 6v
AWD
5 / 5 puertas
620 L
85 L
210 kW
Actual
Especificaciones técnicas
Motor
Capacidades
Análisis detallado del BMW X5 3.0sd · 286 CV (2007-2008)
Descripción general
El BMW X5 3.0sd de 2007 no es solo un SUV, es una declaración de intenciones. En una época dorada para los motores diésel, BMW nos regaló esta joya de la ingeniería, un vehículo que fusiona la imponente presencia de un todocamino con el alma y el corazón de un deportivo. Es la materialización del concepto 'Sports Activity Vehicle', un coche familiar que nunca olvida la emoción de conducir.
Experiencia de conducción
Ponerse al volante es sentir una oleada de poder controlable. Los 286 caballos y, sobre todo, los 580 Nm de par motor te pegan al asiento con una contundencia que sorprende en un vehículo de más de dos toneladas. La aceleración es lineal y vigorosa, catapultándote de 0 a 100 km/h en solo 7 segundos. La tracción total xDrive transmite una seguridad inquebrantable, permitiéndote trazar curvas con una precisión y aplomo más propios de una berlina deportiva que de un gran SUV. Es una máquina de devorar kilómetros que te hace sentir invencible en cualquier carretera.
Diseño y estética
Su diseño ha envejecido con una dignidad admirable. Las líneas musculosas y la postura ancha le confieren una presencia imponente que sigue girando cabezas. No es ostentoso, sino atlético y elegante. Por dentro, te recibe un habitáculo que es puro BMW: materiales de alta calidad, un ajuste perfecto y un salpicadero orientado al conductor que te envuelve y te hace sentir parte de la máquina. El espacio es generoso y el maletero de 620 litros confirma su faceta más práctica y familiar.
Tecnología y características
Para su época, el X5 3.0sd era un escaparate tecnológico. El corazón de todo era su motor diésel de 6 cilindros con doble turbo, una obra de arte que ofrecía un rendimiento excepcional. Contaba con el sistema iDrive para gestionar el infoentretenimiento, una dirección activa que se adaptaba a la velocidad y un chasis sofisticado con suspensiones de paralelogramo deformable que lograban un equilibrio casi mágico entre confort y deportividad. Era la prueba de que la tecnología podía estar al servicio de las emociones.
Competencia
En el olimpo de los SUV premium de la época, el X5 3.0sd se medía con titanes como el Mercedes-Benz ML, el espacioso Audi Q7 o el lujoso Range Rover Sport. Mientras sus competidores a menudo priorizaban el confort absoluto o las capacidades off-road, el BMW siempre destacó por ofrecer la experiencia de conducción más dinámica y gratificante sobre asfalto. Era, y sigue siendo, la elección para quien busca un SUV sin renunciar al placer de conducir que define a la marca bávara.
Conclusión
El BMW X5 3.0sd es mucho más que un coche; es una experiencia. Representa un momento en el que la ingeniería diésel alcanzó su cénit, creando un vehículo increíblemente versátil, capaz de llevar a la familia con total comodidad y seguridad, y al mismo tiempo, de regalarte una sonrisa en cada curva. Es un futuro clásico que demostró que un SUV podía tener el alma de un verdadero deportivo.




