Chrysler 300C Tourer 3.0 V6 CRD Executive · 218 CV (2010-2011)

2008
Gasóleo
RWD
Automático 5v
Chrysler 300C - Vista 1
Chrysler 300C - Vista 2
Chrysler 300C - Vista 3
Chrysler 300C - Vista 4

Especificaciones y análisis del Chrysler 300C

Potencia

218CV

Par

510Nm

Consumo

8.3l/100

Emisiones

220g/km

0-100 km/h

7.9s

Vel. Máx.

227km/h

Peso

1945kg

Precio

50,421

Resumen técnico

Combustible

Gasóleo

Transmisión

Automático 5v

Tracción

RWD

Plazas

5 / 5 puertas

Maletero

630 L

Depósito

72 L

Potencia

160 kW

Estado

Actual

Especificaciones técnicas

Motor

Potencia máxima218 CV / 160 kW
Par máximo510 Nm
Tipo de combustibleGasóleo
TransmisiónAutomático 5v

Capacidades

Depósito72 L
Maletero630 L

Análisis detallado del Chrysler 300C Tourer 3.0 V6 CRD Executive · 218 CV (2010-2011)

Descripción general

El Chrysler 300C Touring es mucho más que un coche familiar; es una declaración de intenciones rodante. En un mercado dominado por la sobriedad alemana, este gigante americano irrumpió con una personalidad arrolladora, combinando la practicidad de una carrocería familiar con una estética de gánster y el corazón de un potente motor diésel de origen Mercedes-Benz. Es un vehículo que no pide permiso, simplemente ocupa su espacio con una presencia imponente que todavía hoy, años después, sigue girando cabezas.

Experiencia de conducción

Ponerse al volante del 300C Touring es una experiencia que te transporta. El empuje del motor V6 de 218 caballos y, sobre todo, sus 510 Nm de par, se siente contundente y lleno desde muy bajas vueltas. No es un deportivo ágil, es un crucero de autopista, un devorador de kilómetros que te aísla del mundo exterior en un ambiente de confort y poderío. La tracción trasera y el cambio automático de 5 velocidades invitan a una conducción relajada pero decidida, sintiendo cómo el coche fluye sobre el asfalto con una estabilidad y aplomo que transmiten una seguridad inmensa en largos viajes.

Diseño y estética

Su diseño es pura audacia. La línea de cintura alta, las ventanillas recortadas, la parrilla cromada y unas proporciones musculosas le otorgan un aspecto casi intimidante, un 'muscle car' vestido de traje familiar. Cada ángulo grita 'América'. La zaga, con su portón masivo, integra la funcionalidad sin traicionar el carácter del conjunto. Es un coche que no envejece, sino que se convierte en un clásico instantáneo, un vehículo para quienes no temen destacar y aprecian una estética con carácter y sin complejos.

Tecnología y características

Aunque su mayor atractivo no reside en la vanguardia tecnológica, el 300C Executive estaba bien equipado para su época. El corazón del sistema es su robusto motor V6 CRD con inyección por conducto común, una pieza de ingeniería alemana que garantizaba rendimiento y consumos razonables. A bordo, ofrecía el confort esperado de una berlina de su categoría, con elementos como el cambio automático, control de crucero y un sistema de infoentretenimiento que, si bien no era el más avanzado, cumplía su función. Su tecnología estaba al servicio del confort y la potencia, no de la ostentación digital.

Competencia

En su momento, se enfrentó a los titanes del segmento de las grandes berlinas familiares europeas. Coches como el Audi A6 Avant, el BMW Serie 5 Touring o el Mercedes-Benz Clase E Estate eran sus competidores directos por tamaño y potencia. Sin embargo, el Chrysler 300C jugaba en una liga diferente en cuanto a filosofía. Ofrecía una alternativa exótica y con una relación entre presencia, potencia y precio muy difícil de igualar, atrayendo a un comprador que buscaba diferenciarse del resto y valorar el carisma por encima de la perfección milimétrica.

Conclusión

El Chrysler 300C Touring 3.0 V6 CRD es un coche con alma, una de las últimas expresiones de la audacia americana en Europa. Es la elección perfecta para quien busca un vehículo espacioso, increíblemente cómodo para viajar y con una estética que derrocha personalidad por los cuatro costados. No es el más eficiente ni el más tecnológico, pero las sensaciones que transmite y la presencia que impone son incomparables. Es una compra emocional, un trozo de cultura automovilística que te hace sentir especial cada vez que te pones al volante.