Especificaciones y análisis del Citroën C-Crosser
Potencia
156CV
Par
380Nm
Consumo
7.2l/100
Emisiones
189g/km
0-100 km/h
11.1s
Vel. Máx.
198km/h
Peso
1810kg
Precio
30,983€
Resumen técnico
Gasóleo
Automático 6v
AWD
5 / 5 puertas
441 L
60 L
115 kW
Actual
Especificaciones técnicas
Motor
Capacidades
Análisis detallado del Citroën C-Crosser 2.2 HDi 160 FAP DCS XTR · 156 CV (2010-2011)
Descripción general
El Citroën C-Crosser representa la audaz incursión de la marca francesa en el competitivo mundo de los SUV, un vehículo nacido de la colaboración con Mitsubishi. Este modelo no es solo un coche, es una declaración de versatilidad, un refugio familiar que combina la robustez de un todocamino con el confort y la elegancia que se esperan de un Citroën, ofreciendo una solución práctica y espaciosa para la vida moderna.
Experiencia de conducción
Al volante, el C-Crosser transmite una profunda sensación de seguridad y aplomo. Su motor diésel 2.2 HDi de 156 CV empuja con una fuerza generosa y constante desde bajas revoluciones, haciendo que los viajes largos sean un auténtico placer. La caja de cambios automática de doble embrague DCS ofrece transiciones suaves y eficaces, mientras que el sistema de tracción total conectable inspira una confianza inquebrantable, ya sea sobre asfalto mojado o en una escapada por caminos de tierra. Es un coche que te cuida, que te hace sentir capaz de llegar a cualquier parte con total serenidad.
Diseño y estética
Visualmente, el C-Crosser logra un equilibrio perfecto entre la fuerza de su base japonesa y la identidad de Citroën. El frontal, dominado por los icónicos chevrones que se extienden hasta los faros, le otorga una personalidad inconfundible. Su silueta es la de un SUV clásico, imponente y funcional, con unas proporciones generosas que prometen un interior espacioso y acogedor. Dentro, el ambiente es de calidad y pragmatismo, con un diseño pensado para la durabilidad y la comodidad de todos los pasajeros, creando un espacio donde cada viaje se convierte en una experiencia compartida.
Tecnología y características
Para su época, el C-Crosser estaba a la vanguardia tecnológica. El corazón de su versatilidad reside en el selector de tracción, que permite al conductor adaptar el coche a las condiciones del terreno con un simple giro, pasando de una eficiente tracción delantera a una segura tracción total. La transmisión de doble embrague era una joya de la ingeniería que proporcionaba un confort de marcha superior. A esto se sumaban elementos de confort y seguridad que lo convertían en un vehículo muy completo y avanzado, pensado para hacer la vida a bordo más fácil y segura.
Competencia
En su camino, el C-Crosser se encontró con competidores de gran talla, empezando por sus propios hermanos de plataforma, el Mitsubishi Outlander y el Peugeot 4007. Más allá de su familia, tuvo que medirse con titanes del segmento como el Nissan X-Trail, el Honda CR-V o el Toyota RAV4, todos ellos referentes en fiabilidad y polivalencia. También se enfrentó a rivales europeos como el Ford Kuga, que ofrecían un enfoque más dinámico. El C-Crosser se defendió con su particular mezcla de confort, espacio y estilo francés.
Conclusión
El Citroën C-Crosser fue mucho más que un simple SUV; fue la prueba de que Citroën podía crear un vehículo familiar, aventurero y fiable sin renunciar a su esencia. Aunque sus entrañas eran japonesas, su corazón y su rostro eran puramente franceses. Representa una compra inteligente y emocional para quien busca un compañero de viaje robusto, espacioso y seguro, capaz de crear recuerdos inolvidables en cada kilómetro. Un coche que cumplió su misión con creces, abriendo el camino para futuras generaciones de SUV de la marca.




