Especificaciones y análisis del Citroën C5
Potencia
109CV
Par
250Nm
Consumo
6.5l/100
Emisiones
-g/km
0-100 km/h
12.7s
Vel. Máx.
188km/h
Peso
1410kg
Precio
24,748€
Resumen técnico
Gasóleo
Automático 4v
FWD
5 / 5 puertas
456 L
68 L
80 kW
Actual
Especificaciones técnicas
Motor
Capacidades
Análisis detallado del Citroën C5 2.0 HDi 110 cv Vivace C.A.S. (2003)
Descripción general
El Citroën C5 de primera generación irrumpió en el mercado como un estandarte del confort y la innovación, fiel a la herencia de la marca. Esta berlina, equipada con el robusto motor 2.0 HDi de 109 caballos, no buscaba récords de velocidad, sino ofrecer una experiencia de viaje inigualable, envolviendo a sus ocupantes en una burbuja de serenidad y tecnología.
Experiencia de conducción
Conducir este C5 es una experiencia casi etérea. La legendaria suspensión hidroneumática de Citroën transforma el asfalto en una alfombra voladora, absorbiendo cada imperfección con una suavidad que te aísla del mundo exterior. El motor HDi de 109 CV, aunque modesto en cifras, empuja con solvencia gracias a su generoso par motor desde bajas vueltas, ideal para viajes largos y tranquilos. La caja automática de 4 velocidades prioriza la comodidad sobre la rapidez, invitando a una conducción relajada y placentera.
Diseño y estética
Su diseño es inconfundiblemente Citroën. Con una silueta de berlina de cinco puertas y líneas suaves y redondeadas, el C5 proyecta una imagen de elegancia y funcionalidad. No es un coche que busque la agresividad, sino una presencia serena y aplomada en la carretera. Su carrocería de dos volúmenes y medio, con un práctico portón trasero, combina la estética de una berlina tradicional con una versatilidad sorprendente.
Tecnología y características
La tecnología del C5 se centraba en un pilar fundamental: el confort supremo. La suspensión Hidractiva era su joya de la corona, un sistema inteligente capaz de adaptar la altura y la firmeza de la amortiguación, algo casi de ciencia ficción para la época en su segmento. El motor 2.0 HDi con inyección directa por conducto común representaba la modernidad diésel, ofreciendo un equilibrio excelente entre rendimiento y consumo.
Competencia
En un segmento muy competido, el Citroën C5 se enfrentó a gigantes como el Ford Mondeo, el Volkswagen Passat o el Renault Laguna. Mientras sus rivales apostaban por la sobriedad y un tacto más firme, el C5 jugaba en su propia liga. Su carta de presentación no era la deportividad, sino un nivel de confort y una calidad de rodadura que ninguno de sus competidores podía igualar, convirtiéndolo en la elección de quienes valoraban el bienestar por encima de todo.
Conclusión
El Citroën C5 2.0 HDi es mucho más que una simple berlina; es una declaración de principios. Es un coche para quienes entienden que el verdadero lujo en un viaje no es la velocidad, sino la tranquilidad. Su combinación de un motor diésel fiable y económico con una suspensión sublime lo convierte en una máquina excepcional para devorar kilómetros sin fatiga. Hoy en día, representa una forma de entender el automóvil que se echa de menos.




