Especificaciones y análisis del Daewoo Leganza
Potencia
133CV
Par
184Nm
Consumo
10.5l/100
Emisiones
-g/km
0-100 km/h
12.5s
Vel. Máx.
192km/h
Peso
1365kg
Precio
22,117€
Resumen técnico
Gasolina
Automático 4v
FWD
5 / 4 puertas
400 L
65 L
98 kW
Actual
Especificaciones técnicas
Motor
Capacidades
Análisis detallado del Daewoo Leganza 2.0 16v CDX Aut. · 133 CV (1997-2001)
Descripción general
El Daewoo Leganza fue un sueño audaz, la apuesta de la marca coreana por conquistar el corazón de Europa con una berlina que lo tenía casi todo. Lanzado en 1997, este coche no era solo un medio de transporte; era una declaración de intenciones, una promesa de lujo y distinción accesible envuelta en un traje de alta costura italiana.
Experiencia de conducción
Ponerse al volante del Leganza es como deslizarse en un cómodo sofá. Su motor de 2.0 litros y 133 caballos, acoplado a una transmisión automática de cuatro velocidades, no busca récords, sino ofrecer un viaje sereno y placentero. La aceleración es progresiva y suave, invitando a una conducción relajada. Se siente grande, estable en autopista y su suspensión prioriza el confort por encima de todo, absorbiendo las imperfecciones del asfalto con una delicadeza que te aísla del mundo exterior. No es un coche para atacar curvas, sino para devorar kilómetros sin fatiga, sintiendo el poder tranquilo de su motor y la suavidad de sus cambios.
Diseño y estética
Su mayor tesoro es su estética, una obra maestra firmada por Giorgetto Giugiaro. Sus líneas fluidas y elegantes le otorgaban una presencia imponente y sofisticada, muy por encima de lo que su precio sugería. Con casi 4,7 metros de largo y una silueta aerodinámica, el Leganza giraba cabezas y despertaba admiración. Era un coche que te hacía sentir orgulloso, un sedán con alma de buque insignia que parecía pertenecer a un segmento superior. Su diseño atemporal es un legado que perdura, un testimonio de que la belleza no siempre es cara.
Tecnología y características
En su versión CDX, el Leganza era un oasis de equipamiento en un mercado a menudo austero. Ofrecía de serie elementos que en sus rivales eran costosos extras, como el climatizador automático o las llantas de aleación. Sin embargo, bajo esa fachada de modernidad, su corazón mecánico era más conservador. El motor, de origen contrastado, y la caja de cambios automática cumplían su función sin alardes tecnológicos. Era un coche de contrastes: generoso en confort y comodidades, pero sencillo en su ingeniería fundamental.
Competencia
El Leganza se enfrentó a gigantes establecidos como el Ford Mondeo, el Opel Vectra o el Renault Laguna. No podía competir en prestigio de marca ni en el refinamiento dinámico de los alemanes, pero su estrategia era diferente. Jugaba la carta del diseño emocional y una relación equipamiento-precio imbatible. Era la elección inteligente y pasional para quien buscaba más coche por su dinero, para quien valoraba la apariencia y el confort por encima de la tradición o el último avance en ingeniería.
Conclusión
El Daewoo Leganza es más que un coche; es el recuerdo de una época de optimismo y ambición. Fue una berlina honesta que ofreció diseño italiano y un confort excepcional a un precio terrenal. Aunque su fiabilidad y su dinámica no fueran sus puntos más fuertes, conquistó a muchos por su imponente presencia y su generosidad. Hoy, es un clásico moderno que representa el coraje de una marca que se atrevió a soñar en grande, dejando una huella de elegancia y comodidad en la carretera.




