Ford Focus 4p Ghia 1.8 TDCi 100cv (2002-2005)

1998
Gasóleo
FWD
Manual 5v
Ford Focus - Vista 1
Ford Focus - Vista 2
Ford Focus - Vista 3
Ford Focus - Vista 4

Especificaciones y análisis del Ford Focus

Potencia

101CV

Par

240Nm

Consumo

5.2l/100

Emisiones

-g/km

0-100 km/h

11.6s

Vel. Máx.

186km/h

Peso

1287kg

Precio

19,100

Resumen técnico

Combustible

Gasóleo

Transmisión

Manual 5v

Tracción

FWD

Plazas

5 / 4 puertas

Maletero

490 L

Depósito

55 L

Potencia

74 kW

Estado

Actual

Especificaciones técnicas

Motor

Potencia máxima101 CV / 74 kW
Par máximo240 Nm
Tipo de combustibleGasóleo
TransmisiónManual 5v

Capacidades

Depósito55 L
Maletero490 L

Análisis detallado del Ford Focus 4p Ghia 1.8 TDCi 100cv (2002-2005)

Descripción general

El Ford Focus 4p Ghia 1.8 TDCi representa una era dorada para Ford, un momento en el que un sedán familiar no tenía por qué ser aburrido. Esta versión, lanzada a principios de los 2000, tomaba la revolucionaria plataforma del primer Focus y la vestía con una carrocería más clásica y elegante, aderezada con el lujoso acabado Ghia y un moderno motor diésel que prometía eficiencia y respuesta. Era la elección inteligente para quien buscaba espacio y practicidad sin renunciar al placer de conducir.

Experiencia de conducción

Ponerse al volante de este Focus es redescubrir una conexión perdida con la carretera. Su chasis, con la aclamada suspensión trasera 'Control Blade', te transmite una confianza absoluta. Se siente ágil, preciso y sorprendentemente divertido en cada curva, un comportamiento dinámico que avergonzaba a muchos de sus contemporáneos. El motor TDCi de 101 CV, con su generoso par de 240 Nm desde bajas vueltas, empuja con decisión y convierte los adelantamientos y los viajes largos en una experiencia placentera y desahogada. Es un coche que te habla, que te involucra y que te recuerda por qué te gusta conducir.

Diseño y estética

Inmerso en la filosofía de diseño 'New Edge' de Ford, el Focus sedán era una audaz declaración de intenciones. Combinaba ángulos afilados con curvas suaves, creando una silueta que, aunque más sobria que la del hatchback, seguía siendo distintiva y moderna. Los faros triangulares y la parrilla trapezoidal le daban una identidad inconfundible. El acabado Ghia elevaba el conjunto con detalles cromados y llantas de aleación específicas, aportando un toque de distinción y madurez que lo hacían sentir como un coche de una categoría superior.

Tecnología y características

Para su época, este Focus estaba a la vanguardia. El corazón tecnológico era su motor 1.8 TDCi con inyección directa por conducto común, turbo de geometría variable e intercooler, una mecánica que ofrecía un refinamiento y una eficiencia notables. Sin embargo, la verdadera magia residía en su chasis, una obra de ingeniería con suspensión trasera multibrazo que garantizaba un equilibrio perfecto entre confort y deportividad. A bordo, elementos como el climatizador, los frenos de disco en las cuatro ruedas y un completo equipamiento de seguridad lo situaban como una referencia en su segmento.

Competencia

El Focus sedán se enfrentó a titanes del segmento C. Su principal adversario era el Volkswagen Bora, un coche que jugaba la carta de la sobriedad y la calidad de construcción germana. También luchaba contra el Opel Astra Sedán, un vehículo sólido y fiable, y el Renault Mégane Classic, que apostaba por el confort y la seguridad. Frente a ellos, el Focus ofrecía un argumento irresistible: unas sensaciones de conducción y una agilidad que ninguno de sus rivales podía igualar, convirtiéndose en la opción para el conductor entusiasta.

Conclusión

Este Ford Focus no es solo un sedán diésel de principios de siglo; es la prueba de que la practicidad y la emoción pueden ir de la mano. Logró encapsular el brillante dinamismo del modelo original en un formato más familiar, creando un paquete increíblemente completo y satisfactorio. Un motor solvente y eficiente unido a un chasis excepcional lo convierten en un coche que se disfruta en cada kilómetro. Es un vehículo que deja una huella emocional, un recordatorio de una época en la que los coches convencionales se diseñaban también para enamorar al volante.