Especificaciones y análisis del MG TF
Potencia
116CV
Par
145Nm
Consumo
7.1l/100
Emisiones
-g/km
0-100 km/h
9.8s
Vel. Máx.
190km/h
Peso
1095kg
Precio
22,826€
Resumen técnico
Gasolina
Manual 5v
RWD
2 / 2 puertas
210 L
50 L
85 kW
Actual
Especificaciones técnicas
Motor
Capacidades
Análisis detallado del MG TF 115 · 116 CV (2002-2006)
Descripción general
El MG TF de 2002 es un roadster que evoca la esencia pura de la conducción descapotable. Con su motor de gasolina de 1.6 litros y 116 CV, este coche promete una experiencia al volante directa y emocionante, ideal para quienes buscan sentir la carretera bajo sus pies. Su diseño atemporal y su configuración de tracción trasera lo convierten en un clásico moderno, perfecto para disfrutar de cada trayecto con el viento en la cara.
Experiencia de conducción
Conducir el MG TF es una experiencia visceral. La dirección de cremallera, aunque sin asistencia, ofrece una conexión inigualable con el asfalto, permitiendo sentir cada curva y cada cambio de superficie. El motor de 116 CV, aunque no es un derroche de potencia, se muestra voluntarioso y entrega su fuerza de manera lineal, invitando a exprimir cada marcha de su caja manual de cinco velocidades. La suspensión de paralelogramo deformable en ambos ejes, junto con las barras estabilizadoras, garantiza un comportamiento ágil y divertido, con una inclinación mínima en las curvas. La aceleración de 0 a 100 km/h en 9.8 segundos y una velocidad máxima de 190 km/h son cifras respetables para un coche de su época y categoría, que invitan a disfrutar de la conducción sin prisas, pero con pasión.
Diseño y estética
El diseño del MG TF es un homenaje a los roadsters británicos clásicos, pero con un toque de modernidad que lo hace atractivo incluso hoy en día. Sus líneas fluidas y compactas, con una longitud de 3943 mm y una anchura de 1628 mm, le otorgan una presencia deportiva y elegante. La capota de lona, fácil de accionar, transforma el coche en un instante, invitando a disfrutar del aire libre. Los faros delanteros, con su forma distintiva, y la parrilla frontal, con el emblema de MG, le confieren una personalidad inconfundible. Las llantas de 15 pulgadas, con neumáticos de diferente medida en el eje delantero y trasero (185/55 R15 y 205/50 R15 respectivamente), no solo contribuyen a su estética deportiva, sino que también mejoran su agarre y estabilidad.
Tecnología y características
Aunque el MG TF de 2002 no destaca por una profusión de tecnología moderna, sí incorpora elementos que eran relevantes en su época y que contribuyen a su carácter. El motor de gasolina de 1.6 litros, con inyección indirecta y 16 válvulas, está construido con bloque y culata de aluminio, lo que contribuye a un peso contenido y una mejor disipación del calor. La transmisión manual de 5 velocidades es un clásico que ofrece un control total sobre la entrega de potencia. En cuanto a la seguridad, cuenta con frenos de disco ventilados de 240 mm en el eje delantero y discos de 240 mm en el trasero, garantizando una frenada eficaz. La ausencia de ayudas electrónicas a la conducción modernas, como el control de estabilidad, refuerza la sensación de conexión directa con la máquina, apelando a la habilidad del conductor.
Competencia
En su momento, el MG TF compitió con otros roadsters ligeros y divertidos, como el Mazda MX-5, un referente en el segmento por su fiabilidad y dinamismo. Otros rivales podrían incluir el Toyota MR2 o incluso el Fiat Barchetta, aunque cada uno con su propia personalidad y enfoque. El MG TF se distinguía por su herencia británica y un carácter ligeramente más rudo y directo que algunos de sus competidores japoneses, ofreciendo una alternativa con un encanto particular para aquellos que buscaban algo diferente.
Conclusión
El MG TF de 2002 es más que un coche; es una declaración de intenciones. Es un roadster puro, diseñado para aquellos que valoran la experiencia de conducción por encima de todo. Su diseño atemporal, su motor voluntarioso y su chasis ágil lo convierten en un coche emocionante y gratificante de conducir. Aunque no es el más potente ni el más tecnológico, su encanto reside precisamente en su simplicidad y en la conexión que establece con el conductor. Es un coche para disfrutar de las carreteras secundarias, de los días soleados y de la libertad que solo un descapotable puede ofrecer. Un verdadero clásico moderno que sigue robando miradas y sonrisas.




