Morgan Roadster 3.0 V6 · 230 CV (2011-2012)

2004
Gasolina
RWD
Manual 5v
Morgan Roadster - Vista 1
Morgan Roadster - Vista 2
Morgan Roadster - Vista 3
Morgan Roadster - Vista 4

Especificaciones y análisis del Morgan Roadster

Potencia

230CV

Par

285Nm

Consumo

9.8l/100

Emisiones

225g/km

0-100 km/h

4.9s

Vel. Máx.

215km/h

Peso

-kg

Precio

61,590

Resumen técnico

Combustible

Gasolina

Transmisión

Manual 5v

Tracción

RWD

Plazas

2 / 2 puertas

Maletero

- L

Depósito

- L

Potencia

169 kW

Estado

Actual

Especificaciones técnicas

Motor

Potencia máxima230 CV / 169 kW
Par máximo285 Nm
Tipo de combustibleGasolina
TransmisiónManual 5v

Capacidades

Depósito0 L
Maletero0 L

Análisis detallado del Morgan Roadster 3.0 V6 · 230 CV (2011-2012)

Descripción general

El Morgan Roadster 3.0 V6 de 2004 es una joya atemporal que fusiona la artesanía británica con un espíritu deportivo inconfundible. Este descapotable de dos plazas, con su motor de gasolina de 230 CV y tracción trasera, promete una experiencia de conducción pura y emocionante, lejos de las complejidades modernas. Su precio de 61.590 € en 2011 lo posicionaba como un capricho para los amantes de lo clásico y lo exclusivo.

Experiencia de conducción

Conducir el Morgan Roadster es una experiencia visceral. El motor V6 de 3.0 litros, con sus 230 CV, entrega una potencia que se siente directamente en la espalda, catapultando el coche de 0 a 100 km/h en unos impresionantes 4.9 segundos. La transmisión manual de 5 velocidades te conecta íntimamente con la mecánica, permitiéndote exprimir cada marcha. La suspensión delantera tipo McPherson y el eje rígido trasero, junto con la ausencia de estabilizadoras, garantizan una conducción auténtica y sin filtros, donde cada imperfección del asfalto se transmite al conductor. Es un coche que te exige, te reta y te recompensa con una sonrisa en cada curva. La velocidad máxima de 215 km/h es más que suficiente para sentir el viento en la cara y la adrenalina a flor de piel.

Diseño y estética

El diseño del Morgan Roadster es una oda a la tradición automovilística. Sus líneas clásicas y atemporales, con un capó largo y una zaga corta, evocan la elegancia de los deportivos de antaño. La carrocería descapotable, con sus dos puertas y dos plazas, invita a disfrutar del paisaje y del sonido del motor. Cada detalle, desde los faros redondos hasta las ruedas de 15 pulgadas con neumáticos 205/60, contribuye a una estética que desafía el paso del tiempo. Es un coche que no busca la modernidad, sino la belleza intrínseca de las formas clásicas.

Tecnología y características

En un mundo dominado por la electrónica, el Morgan Roadster se mantiene fiel a una filosofía más purista. Su tecnología se centra en la mecánica y en la conexión directa entre el conductor y la carretera. El motor V6 de aluminio, con inyección indirecta y admisión variable, es un ejemplo de ingeniería robusta y probada. La transmisión manual de 5 velocidades, la tracción trasera y la dirección sin asistencia son elementos que buscan maximizar la sensación de control y la pureza de la conducción. No esperes pantallas táctiles ni asistentes de conducción; aquí la tecnología está al servicio de la experiencia de pilotaje.

Competencia

El Morgan Roadster no tiene rivales directos en el sentido convencional, ya que su propuesta es única. Sin embargo, si buscamos coches que ofrezcan una experiencia de conducción similar en términos de pureza y conexión, podríamos considerar modelos como el Lotus Elise o el Caterham Seven, aunque estos últimos son aún más radicales. También podría compararse con roadsters clásicos restaurados o con deportivos de nicho que priorizan la emoción sobre la comodidad y la tecnología.

Conclusión

El Morgan Roadster 3.0 V6 es más que un coche; es una declaración de intenciones. Es para aquellos que valoran la artesanía, la tradición y la emoción pura de la conducción. Su diseño atemporal, su potente motor y su enfoque sin concesiones lo convierten en una pieza de colección y en un vehículo para disfrutar en cada trayecto. Es un coche que te hace sentir vivo, que te conecta con la carretera y que te recuerda por qué amamos conducir.