Especificaciones y análisis del Opel Astra
Potencia
147CV
Par
203Nm
Consumo
8.4l/100
Emisiones
-g/km
0-100 km/h
8.8s
Vel. Máx.
214km/h
Peso
1275kg
Precio
19,880€
Resumen técnico
Gasolina
Manual 5v
FWD
5 / 3 puertas
370 L
52 L
108 kW
Actual
Especificaciones técnicas
Motor
Capacidades
Análisis detallado del Opel Astra 3p Sport 2.2 16V · 147 CV (2000-2004)
Descripción general
El Opel Astra 3p Sport 2.2 16V de 1998 es un coche que evoca una época de pasión por la conducción. Con su motor de gasolina de 2.2 litros y 147 CV, este compacto de tres puertas prometía emociones fuertes y una experiencia al volante muy directa. Su diseño deportivo y su configuración mecánica lo convertían en una opción atractiva para quienes buscaban algo más que un simple medio de transporte.
Experiencia de conducción
Al volante, el Astra 3p Sport 2.2 16V ofrecía sensaciones puras. La dirección, aunque sin la asistencia electrónica de los modelos actuales, transmitía con fidelidad lo que ocurría bajo las ruedas. El motor de 147 CV, con su inyección indirecta, respondía con brío, especialmente a partir de las 4000 rpm, donde entregaba su par máximo de 203 Nm. La aceleración de 0 a 100 km/h en 8.8 segundos y una velocidad máxima de 214 km/h eran cifras respetables para su tiempo, invitando a una conducción dinámica. La suspensión, tipo McPherson delante y de rueda tirada con elemento torsional detrás, buscaba un equilibrio entre confort y deportividad, aunque en carreteras reviradas se sentía más en su salsa. El cambio manual de 5 velocidades era preciso y contribuía a la inmersión en la experiencia de conducción.
Diseño y estética
El diseño del Opel Astra de tres puertas de 1998 era un reflejo de la estética de finales de los 90: líneas limpias, una silueta compacta y un aire juvenil. La versión Sport acentuaba esta deportividad con detalles específicos, aunque sin caer en estridencias. Sus dimensiones contenidas, con 4110 mm de largo y 1709 mm de ancho, le otorgaban una agilidad visual y práctica en el tráfico urbano. Las llantas de 16 pulgadas con neumáticos 205/50 R16 V completaban una imagen robusta y atlética, sugiriendo su potencial dinámico. El interior, aunque funcional, se centraba en el conductor, con una instrumentación clara y unos asientos que ofrecían buen soporte lateral.
Tecnología y características
En el apartado tecnológico, el Astra 3p Sport 2.2 16V de 1998 representaba la vanguardia de su época. Su motor de gasolina de 2.2 litros y 16 válvulas, con bloque y culata de aluminio, era un ejemplo de ingeniería avanzada para la época, buscando ligereza y eficiencia. La inyección indirecta era el estándar, y aunque carecía de sistemas como el Stop&Start, su mecánica era robusta y probada. Los frenos de disco ventilados delanteros de 280 mm y los discos traseros de 264 mm aseguraban una frenada eficaz. La dirección de cremallera, sin asistencia variable, ofrecía una conexión directa con la carretera, algo valorado por los entusiastas. En cuanto a seguridad, contaba con los elementos pasivos habituales, pero lejos de la profusión de ayudas a la conducción actuales.
Competencia
En su momento, el Opel Astra 3p Sport 2.2 16V se enfrentaba a una dura competencia en el segmento de los compactos deportivos. Sus principales rivales incluían modelos como el Volkswagen Golf GTI, el Ford Focus ST, el Renault Mégane Coupé 2.0 16V o el Peugeot 306 GTI. Cada uno ofrecía su propia interpretación de la deportividad, pero el Astra destacaba por su equilibrio entre prestaciones, diseño y un precio competitivo de 19.880 euros en 2003, lo que lo convertía en una opción muy atractiva para quienes buscaban un coche divertido y pasional sin renunciar a la practicidad de un compacto.
Conclusión
El Opel Astra 3p Sport 2.2 16V de 1998 es un coche que, a pesar del paso del tiempo, sigue evocando una época dorada para los compactos deportivos. Su combinación de un motor potente, un chasis ágil y un diseño atractivo lo convertían en una propuesta emocionante. Era un coche para disfrutar al volante, para sentir la carretera y para aquellos que valoraban la conexión mecánica por encima de la sofisticación electrónica. Hoy en día, representa un pedazo de historia automotriz, un recordatorio de cuando la pasión por conducir era el principal motor de la ingeniería.