Especificaciones y análisis del Peugeot RCZ
Potencia
200CV
Par
275Nm
Consumo
6.9l/100
Emisiones
155g/km
0-100 km/h
7.5s
Vel. Máx.
237km/h
Peso
1372kg
Precio
39,900€
Resumen técnico
Gasolina
Manual 6v
FWD
4 / 2 puertas
321 L
55 L
147 kW
Actual
Especificaciones técnicas
Motor
Capacidades
Análisis detallado del Peugeot RCZ Asphalt 1.6 THP 200 · 200 CV (2011-2012)
Descripción general
El Peugeot RCZ Asphalt 1.6 THP 200 de 2011 es una declaración de intenciones, un coupé que desafía lo convencional y se atreve a ser diferente. Con su motor de gasolina de 200 CV y una estética que roba miradas, este coche no es solo un medio de transporte, es una experiencia. Desde el momento en que lo ves, sabes que estás ante algo especial, un vehículo diseñado para emocionar y para ser disfrutado en cada kilómetro.
Experiencia de conducción
Al volante del RCZ Asphalt, la emoción es palpable. Sus 200 CV se sienten con una inmediatez sorprendente, empujando con decisión desde bajas revoluciones gracias a su turbo e inyección directa. La dirección electrohidráulica, sensible a la velocidad, ofrece una conexión íntima con la carretera, permitiendo trazar curvas con una precisión que invita a la confianza. La suspensión, tipo McPherson delante y de rueda tirada con elemento torsional detrás, junto con las barras estabilizadoras, proporciona un equilibrio perfecto entre confort y deportividad. Cada aceleración, cada giro, se convierte en una sinfonía de sensaciones que te envuelve y te hace sentir parte de la máquina. Es un coche que te pide que lo conduzcas, que lo exprimas, y que disfrutes de cada momento al volante.
Diseño y estética
El diseño del Peugeot RCZ Asphalt es, sin duda, su carta de presentación más impactante. Su silueta coupé, con el distintivo techo de doble burbuja, es una obra de arte sobre ruedas. Las líneas fluidas y musculosas se combinan con detalles agresivos, como las llantas de 19 pulgadas y los neumáticos 235/40 R19 W, que le confieren una presencia imponente. La anchura de 1845 mm y la baja altura de 1362 mm acentúan su carácter deportivo y su aplomo visual. Es un coche que no pasa desapercibido, que atrae miradas y que, incluso parado, transmite una sensación de movimiento y dinamismo. El interior, aunque con cuatro plazas, está diseñado para envolver al conductor, con un enfoque claro en la experiencia de conducción.
Tecnología y características
Bajo su piel seductora, el RCZ Asphalt esconde una tecnología mecánica avanzada para su época. Su motor 1.6 THP de 200 CV, con inyección directa, turbo e intercooler, es un prodigio de ingeniería que combina potencia y eficiencia. La caja de cambios manual de 6 velocidades permite un control total sobre la entrega de potencia, mientras que la tracción delantera asegura un comportamiento predecible y divertido. Aunque carece de las últimas innovaciones en conectividad o asistencia a la conducción que vemos hoy, su tecnología se centra en lo esencial: ofrecer una experiencia de conducción pura y emocionante. Los frenos de disco ventilados de 340 mm en ambos ejes garantizan una capacidad de detención formidable, a la altura de sus prestaciones.
Competencia
En su segmento, el Peugeot RCZ Asphalt se enfrentaba a rivales de la talla del Audi TT, el Volkswagen Scirocco o incluso el Nissan 370Z. Si bien cada uno tenía sus propias virtudes, el RCZ destacaba por su diseño audaz y su enfoque en la emoción de la conducción. Ofrecía una alternativa fresca y distintiva a los coupés más establecidos, con un carácter propio que lo hacía inolvidable. Su relación calidad-precio, combinada con su estética única, lo posicionaba como una opción muy atractiva para aquellos que buscaban algo más que un simple coche deportivo.
Conclusión
El Peugeot RCZ Asphalt 1.6 THP 200 es mucho más que un coche; es una declaración de estilo y una invitación a la pasión por la conducción. Su diseño atrevido, sus sensaciones al volante y su motor potente lo convierten en un coupé que sigue siendo relevante y deseable. Es un vehículo para aquellos que valoran la estética, la emoción y la singularidad, un coche que te hace sonreír cada vez que te pones al volante. Una joya que, a pesar del paso del tiempo, mantiene intacto su encanto y su capacidad para emocionar.




