Especificaciones y análisis del Renault Laguna
Potencia
98CV
Par
190Nm
Consumo
6.3l/100
Emisiones
-g/km
0-100 km/h
13.5s
Vel. Máx.
185km/h
Peso
1310kg
Precio
20,910€
Resumen técnico
Gasóleo
Automático 4v
FWD
5 / 5 puertas
452 L
66 L
72 kW
Actual
Especificaciones técnicas
Motor
Capacidades
Análisis detallado del Renault Laguna 1.9 dTi RXE DPO · 98 CV (2000-2001)
Descripción general
El Renault Laguna de 1998, en su versión 1.9 dTi RXE DPO, se presentaba como una berlina familiar que buscaba conquistar el corazón de los conductores con una propuesta equilibrada entre confort y funcionalidad. Con un motor diésel de 98 CV y una transmisión automática de 4 velocidades, este modelo prometía viajes placenteros y un consumo contenido, ideal para el día a día y las escapadas familiares.
Experiencia de conducción
Al volante del Laguna 1.9 dTi, la sensación predominante era de suavidad y comodidad. La suspensión, orientada al confort, absorbía las irregularidades del asfalto con maestría, haciendo de cada trayecto una experiencia relajada. El motor diésel, aunque no destacaba por una aceleración fulgurante (13.5 segundos de 0 a 100 km/h), ofrecía una respuesta suficiente para moverse con soltura en la mayoría de situaciones, especialmente en carretera, donde su par de 190 Nm a 2000 rpm se hacía notar. La caja de cambios automática de 4 velocidades, si bien no era la más rápida, contribuía a la placidez de la conducción, evitando la fatiga en trayectos largos. La dirección, aunque no excesivamente comunicativa, era precisa y facilitaba las maniobras en ciudad. En general, el Laguna invitaba a una conducción tranquila y sin sobresaltos, priorizando el bienestar de sus ocupantes.
Diseño y estética
El diseño del Renault Laguna de 1998 era un reflejo de la estética de finales de los 90: líneas suaves y redondeadas, sin estridencias, buscando una elegancia atemporal. Su carrocería de 5 puertas ofrecía una silueta práctica y funcional, con un portón trasero que facilitaba el acceso al maletero. Los faros delanteros, de tamaño generoso, se integraban armoniosamente en el frontal, mientras que la parrilla discreta con el rombo de Renault en el centro le otorgaba una identidad clara. En el interior, la disposición de los elementos era lógica y ergonómica, con materiales que, sin ser lujosos, transmitían una sensación de solidez y durabilidad. El espacio interior era uno de sus puntos fuertes, ofreciendo amplitud tanto en las plazas delanteras como en las traseras, y un maletero de 452 litros que satisfacía las necesidades de la mayoría de las familias.
Tecnología y características
En el apartado tecnológico, el Laguna 1.9 dTi RXE DPO incorporaba soluciones prácticas para su época. El motor diésel de inyección directa con turbo era un avance significativo en eficiencia y rendimiento para la época, ofreciendo un buen equilibrio entre potencia y consumo. La transmisión automática de 4 velocidades, aunque hoy pueda parecer básica, representaba una comodidad considerable para muchos conductores. En cuanto a seguridad, contaba con elementos como los frenos de disco ventilados delanteros y tambor traseros, y una suspensión bien calibrada que contribuía a la estabilidad del vehículo. El equipamiento RXE, el más alto de la gama, incluía elementos que mejoraban la experiencia a bordo, como el aire acondicionado, elevalunas eléctricos y un sistema de sonido, que, aunque no se especifica en detalle, era común en vehículos de su segmento.
Competencia
En su segmento, el Renault Laguna competía con pesos pesados como el Volkswagen Passat, el Ford Mondeo, el Opel Vectra y el Peugeot 406. Frente a ellos, el Laguna se posicionaba como una opción que destacaba por su confort de marcha, su amplitud interior y una relación calidad-precio atractiva. Mientras que el Passat podía ofrecer una imagen de mayor solidez y el Mondeo una dinámica de conducción más ágil, el Laguna se ganaba a sus clientes por su enfoque en el bienestar a bordo y su practicidad para el uso familiar.
Conclusión
El Renault Laguna 1.9 dTi RXE DPO de 1998 fue un coche que supo ganarse un lugar en el mercado gracias a su equilibrio. No era el más rápido, ni el más deportivo, pero ofrecía un confort de marcha excepcional, un interior espacioso y un motor diésel eficiente que lo convertían en una opción muy sensata para las familias. Su diseño atemporal y su equipamiento completo para la época lo hacían un compañero de viaje agradable y fiable, capaz de afrontar tanto los trayectos diarios como las largas distancias con una gran dosis de comodidad. Un coche que, sin grandes alardes, cumplía con creces su cometido.




