Especificaciones y análisis del Saab 9-3
Potencia
125CV
Par
280Nm
Consumo
6.2l/100
Emisiones
-g/km
0-100 km/h
10.5s
Vel. Máx.
200km/h
Peso
1350kg
Precio
23,397€
Resumen técnico
Gasóleo
Manual 5v
FWD
5 / 3 puertas
494 L
64 L
92 kW
Actual
Especificaciones técnicas
Motor
Capacidades
Análisis detallado del Saab 9-3 2.2 TID Coupé · 125 CV (2000-2001)
Descripción general
El Saab 9-3 2.2 TID Coupé de 1998 es una máquina que evoca una época donde la individualidad y la ingeniería se fusionaban. Este coupé diésel, con sus 125 CV, no solo prometía eficiencia, sino también un carácter distintivo que lo diferenciaba de la multitud. Era un coche para aquellos que buscaban algo más allá de lo convencional, una declaración de intenciones sobre ruedas.
Experiencia de conducción
Al volante del 9-3 Coupé, la sensación es de solidez y control. El motor diésel de 125 CV, aunque no es un derroche de potencia bruta, entrega su fuerza de manera lineal y contundente, especialmente gracias a sus 280 Nm de par a solo 1500 rpm. La aceleración de 0 a 100 km/h en 10.5 segundos y una velocidad máxima de 200 km/h son cifras respetables para su tiempo, ofreciendo una experiencia de conducción ágil y segura. La suspensión, tipo McPherson delante y de rueda tirada con elemento torsional detrás, proporciona un equilibrio entre confort y dinamismo, absorbiendo las irregularidades del camino sin sacrificar la conexión con la carretera. La dirección, aunque no se especifica su tipo, se percibe precisa, permitiendo trazar curvas con confianza. Es un coche que invita a disfrutar de cada viaje, con una ergonomía bien pensada y un habitáculo que te envuelve.
Diseño y estética
El diseño del Saab 9-3 Coupé es inconfundiblemente Saab: elegante, funcional y con un toque de audacia. Sus líneas fluidas y su silueta coupé le otorgan una presencia distintiva en la carretera. La longitud de 4639 mm y la anchura de 1711 mm le confieren una planta robusta, mientras que la altura de 1428 mm acentúa su perfil deportivo. Los faros, la parrilla y los detalles aerodinámicos no solo cumplen una función estética, sino que también reflejan la filosofía de diseño de Saab, donde la forma sigue a la función. El interior, con capacidad para cinco ocupantes, es un ejemplo de diseño escandinavo, priorizando la ergonomía y la calidad de los materiales. El maletero de 494 litros es sorprendentemente generoso para un coupé, añadiendo un punto de practicidad a su atractivo estético.
Tecnología y características
Bajo el capó, el Saab 9-3 2.2 TID Coupé albergaba una tecnología avanzada para su época. Su motor diésel de 2.2 litros y 4 cilindros, con inyección directa, turbo de geometría variable e intercooler, era un ejemplo de eficiencia y rendimiento. La culata de aluminio y el bloque de hierro combinaban ligereza y durabilidad. La transmisión manual de 5 velocidades, junto con la tracción delantera, aseguraba una entrega de potencia suave y controlada. En cuanto a la seguridad, los frenos de disco ventilados delanteros de 288 mm y los discos traseros de 286 mm garantizaban una frenada eficaz. Aunque no se detallan los sistemas de asistencia a la conducción, Saab siempre fue pionero en seguridad, y es de esperar que este modelo contara con los estándares de la época. La suspensión independiente en ambos ejes y las barras estabilizadoras contribuían a un comportamiento dinámico y seguro.
Competencia
En su segmento, el Saab 9-3 2.2 TID Coupé se enfrentaba a rivales de peso como el BMW Serie 3 Coupé, el Audi A4 Coupé (aunque este último no existía como tal en esa generación, el A4 berlina era un competidor directo) y el Mercedes-Benz CLK. Frente a ellos, el Saab ofrecía una alternativa más excéntrica y menos convencional, con un enfoque en la seguridad, la ergonomía y un diseño distintivo. Mientras que los alemanes apostaban por la deportividad más pura o el lujo tradicional, el Saab se posicionaba como un coche para el conductor que valoraba la inteligencia en el diseño y una experiencia de conducción diferente, sin renunciar a la calidad y el rendimiento.
Conclusión
El Saab 9-3 2.2 TID Coupé de 1998 es más que un coche; es una declaración de principios. Representa la esencia de Saab: innovación, seguridad y un diseño que desafía lo establecido. Con su motor diésel eficiente y potente, su habitáculo bien diseñado y su comportamiento dinámico, ofrecía una experiencia de conducción gratificante y distintiva. Aunque el tiempo ha pasado, su encanto perdura, convirtiéndolo en un clásico moderno para aquellos que aprecian la ingeniería sueca y la personalidad en un automóvil. Es un coche que, sin duda, dejó una huella en la historia del automóvil.




