Saab 9-3 Viggen 2.3 T · 224 CV (1998-2000)

1998
Gasolina
FWD
Manual 5v
Saab 9-3 - Vista 1
Saab 9-3 - Vista 2
Saab 9-3 - Vista 3
Saab 9-3 - Vista 4

Especificaciones y análisis del Saab 9-3

Potencia

224CV

Par

342Nm

Consumo

9.6l/100

Emisiones

-g/km

0-100 km/h

6.8s

Vel. Máx.

250km/h

Peso

1320kg

Precio

37,145

Resumen técnico

Combustible

Gasolina

Transmisión

Manual 5v

Tracción

FWD

Plazas

5 / 3 puertas

Maletero

495 L

Depósito

64 L

Potencia

165 kW

Estado

Actual

Especificaciones técnicas

Motor

Potencia máxima224 CV / 165 kW
Par máximo342 Nm
Tipo de combustibleGasolina
TransmisiónManual 5v

Capacidades

Depósito64 L
Maletero495 L

Análisis detallado del Saab 9-3 Viggen 2.3 T · 224 CV (1998-2000)

Descripción general

El Saab 9-3 Viggen de 1998 es una máquina que encarna la esencia de la ingeniería sueca, un coupé que no solo se conduce, sino que se siente. Con su motor 2.3 T de 224 CV, este vehículo promete una experiencia de conducción emocionante y distintiva, marcando una era donde la potencia y el carácter se fusionaban en un diseño inconfundible. Es un coche para quienes buscan algo más que un simple medio de transporte, una declaración de intenciones sobre ruedas.

Experiencia de conducción

Al volante del Saab 9-3 Viggen, la emoción es palpable. Sus 224 CV, entregados por un motor turboalimentado, empujan con una fuerza que te pega al asiento, especialmente cuando el turbo entra en acción a las 2500 rpm. La aceleración de 0 a 100 km/h en 6.8 segundos y una velocidad máxima de 250 km/h no son solo cifras, son sensaciones puras de adrenalina. La dirección, aunque no es la más comunicativa, permite sentir el coche, mientras que la suspensión, con barras estabilizadoras tanto delante como detrás, ofrece un equilibrio entre confort y deportividad. Cada curva es una invitación a explorar sus límites, y el sonido del motor es una banda sonora que acompaña cada viaje con una melodía potente y característica.

Diseño y estética

El diseño del Saab 9-3 Viggen es una declaración de intenciones. Sus líneas de coupé, con tres puertas, son elegantes y deportivas a la vez, reflejando la herencia aeronáutica de la marca. Con una longitud de 4640 mm y una anchura de 1710 mm, su presencia en la carretera es imponente. Los detalles específicos del Viggen, como sus llantas de 17 pulgadas con neumáticos 215/45 R17, le otorgan una estética agresiva y funcional. El interior, aunque no se detalla aquí, se caracteriza por la ergonomía y la calidad de los materiales, típicas de Saab, creando un ambiente de cabina de avión que envuelve al conductor.

Tecnología y características

Bajo el capó, el Saab 9-3 Viggen es un prodigio de la ingeniería de su época. Su motor de gasolina de 2.3 litros y cuatro cilindros, con inyección indirecta, turbo e intercooler, es el corazón de su rendimiento. La culata de aluminio y el bloque de hierro demuestran una construcción robusta y pensada para la durabilidad. La transmisión manual de 5 velocidades, que envía la potencia a las ruedas delanteras, es precisa y permite un control total sobre la entrega de potencia. Los frenos de disco ventilados de 308 mm en la parte delantera y los discos de 286 mm en la trasera aseguran una capacidad de frenado excepcional, a la altura de sus prestaciones.

Competencia

En su época, el Saab 9-3 Viggen se enfrentaba a rivales de peso en el segmento de los coupés deportivos. Modelos como el Audi S3, el BMW M3 E36 o el Subaru Impreza WRX STI eran competidores directos, cada uno con su propia filosofía de rendimiento. Sin embargo, el Viggen se distinguía por su enfoque único en la seguridad, la ergonomía y, sobre todo, por ese carácter inconfundible que solo Saab podía ofrecer, con su motor turbo de gran par y su diseño distintivo.

Conclusión

El Saab 9-3 Viggen de 1998 es más que un coche; es una pieza de historia automotriz que representa la audacia y la innovación de Saab. Su combinación de potencia, diseño distintivo y una experiencia de conducción emocionante lo convierte en un clásico instantáneo. Para los entusiastas, es un coche que ofrece una conexión visceral con la carretera, un recordatorio de una época en la que los coches tenían alma y carácter. Es una elección para aquellos que valoran la individualidad y el placer de conducir por encima de todo.